Quiero que hables sin mirarme, sentirte sin tocarte. Disfruto de ti, de tu misterio, de tu oscuridad, de tu solemnidad, de tu soledad, de tu compañía en la mía y de tu frío perverso. Quiero que me despiertes y me bloquees, para poder gritar sin efecto, moverme y no poder, que recorras mi espalda y erizes mis bellos con esa helada brisa escarchada.
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